Si el sufrimiento llamó a tus puertas, no te desesperes; bienaventurados los que lloran porque serán consolados.

Todos vemos el sufrimiento como un mal, el dolor nos aterra...

Mas, cuando hemos experimentado que el dolor es una liberación que da paz al espíritu, nos parece menos doloroso.

Para que tu dolor te duela menos, aprende a convivir con él.