Sé lo que quieres ser. No le des importancia a lo que otros dicen. Eres hijo de Dios y, como tal, tienes derecho a tu libertad.
No te amilanes frente a los contratiempos y dificultades. Ten la seguridad de que tú, y únicamente tú, tendrás que responder por tus actuaciones... Por eso, busca en tu interior la luz divina, y sé exactamente lo que quieres ser: siempre en crecimiento.