No bebas el veneno de la adulación,
apártate de él.
No confíes en las personas que
te alaban sin motivos.
Muéstrate abierto a la crítica
honesta y ciérrate a la falsa cortesía.
La crítica a nuestros actos
puede convertirse en la voz
de alerta que necesitamos
para nuestro mejoramiento.
Los elogios no merecidos
nos perjudican y nos crean ilusiones.
No hay nada tan frágil como
una persona que vive
de sus propias ilusiones.